La volatilidad de las criptomonedas volvió a quedar en evidencia con un escándalo que involucra nada menos que al presidente de Argentina, Javier Milei. En un episodio digno de una película de estafas financieras, el mandatario promocionó públicamente el token $LIBRA, que en cuestión de horas pasó de alcanzar un valor de mercado de 4.500 millones de dólares a desplomarse un 95%.
El caso ha provocado una avalancha de críticas, acusaciones de fraude e incluso una denuncia judicial contra Milei. Veamos cómo ocurrió este terremoto financiero.
De la euforia al crack en cuestión de horas
Todo comenzó cuando el presidente Javier Milei, conocido por su postura favorable a las criptomonedas, publicó un mensaje en la red social X (antes Twitter) en el que promovía el token $LIBRA. Según el mandatario, la iniciativa buscaba “apoyar el crecimiento de la economía argentina” mediante la financiación de pequeñas empresas.
El impacto fue inmediato: la moneda virtual disparó su capitalización hasta los 4.500 millones de dólares, con inversores entusiasmados por el respaldo presidencial. Sin embargo, la burbuja explotó rápidamente.
Apenas unas horas después de la publicación de Milei, un grupo de ocho billeteras vinculadas al equipo de $LIBRA retiró 107 millones de dólares, según datos de la firma de análisis blockchain Lookonchain. Este movimiento desencadenó un colapso estrepitoso del token, cuya valoración se desplomó un 95%, cayendo a solo 232 millones de dólares.
La situación avivó las sospechas de una estafa del tipo “rug pull”, un esquema en el que los desarrolladores inflan artificialmente el precio de un activo para después retirarse con el dinero, dejando a los inversores con activos sin valor.
Acusaciones de fraude y una defensa polémica de Milei
La comunidad cripto no tardó en reaccionar. La firma Bubblemaps, que ya había analizado la distribución de $LIBRA, reveló que el 83% del suministro del token estaba concentrado en unas pocas billeteras, lo que sugería una alta manipulación del mercado.
Ante la presión, Milei eliminó su publicación original y se apresuró a desligarse del proyecto, afirmando que no tenía conocimiento de los detalles de $LIBRA. En un tono desafiante, respondió a las críticas con un mensaje incendiario en redes sociales:
«No estaba al tanto de los detalles del proyecto y, tras conocerlos, decidí no seguir difundiendo el mensaje (por eso borré el tweet). A las ratas inmundas de la casta política que quieren aprovechar esta situación para hacer daño, quiero decirles que cada día confirman lo viles que son y aumentan nuestra convicción para echarlos a patadas.»
A pesar de esta aclaración, la polémica no hizo más que crecer. Un grupo de abogados argentinos presentó una denuncia por fraude contra Milei, argumentando que el presidente habría sido parte de una asociación ilícita para cometer un número indeterminado de estafas.
Uno de los denunciantes, el abogado Jonatan Baldiviezo, declaró a la agencia AP que el caso será evaluado por la justicia, lo que podría derivar en una investigación formal.
Más actores en la mira
La polémica también salpicó a Jupiter, la plataforma de intercambio que verificó el token. Su representante, Kash Dhanda, negó cualquier responsabilidad en el lanzamiento o comercialización de $LIBRA.
Por su parte, Julian Peh, CEO de KIP Protocol –una firma Web3 vinculada al proyecto–, negó las acusaciones de fraude y aseguró que su empresa solo se encargaba de destinar capital a empresas argentinas, sin haber lanzado o gestionado la criptomoneda.
Mientras el escándalo sigue escalando, este episodio deja una lección clara: el respaldo de una figura pública no convierte a un activo en una inversión segura. La volatilidad del mercado cripto y la facilidad con la que se pueden orquestar estafas han quedado, una vez más, brutalmente expuestas.