La industria farmacéutica global está sufriendo una transformación inimaginable hace pocos años debido al auge de la biotecnología china. En 2024, aproximadamente el 30% de las licencias de medicamentos a nivel mundial se originaron en China, evidenciando su creciente influencia en el desarrollo farmacéutico.
Este avance se debe en parte al retorno de científicos formados en Estados Unidos, una fuerza laboral rentable y procesos regulatorios más ágiles en China. Estas ventajas han permitido a las empresas chinas desarrollar medicamentos innovadores de manera más rápida y económica. Por ejemplo, Summit Therapeutics, respaldada por el multimillonario Bob Duggan, anunció que su fármaco, licenciado de la biotecnológica china Akeso, superó al Keytruda de Merck en el tratamiento del cáncer de pulmón.
Además, compañías farmacéuticas occidentales están colaborando cada vez más con biotecnológicas chinas para acceder a ensayos clínicos eficientes y datos preliminares. Empresas como GSK, Merck y AstraZeneca, junto con inversores como Bain Life Sciences y General Atlantic, están invirtiendo significativamente en operaciones chinas para desarrollar y comercializar medicamentos «bio-mejorados» para mercados globales. En 2024, el 33% de los medicamentos licenciados por grandes farmacéuticas provinieron de China, gracias a regulaciones más flexibles y procesos de ensayo más rápidos.
Este cambio está impulsando a las empresas estadounidenses a adaptarse, ya que una cartera de medicamentos innovadores desarrollados en China está atrayendo a negociadores farmacéuticos, ejerciendo presión sobre las biotecnológicas estadounidenses y las firmas de capital de riesgo que las respaldan.
La innovación biotecnológica china está remodelando el ecosistema de desarrollo de medicamentos en Estados Unidos, ofreciendo tratamientos más efectivos y asequibles, y fomentando una competencia global que beneficia a los pacientes.