Tanto si te consideras a ti mismo financieramente responsable, como si andas siempre pelado, hay varios indicadores clave que puedes utilizar para saber si estás viviendo por encima de tus posibilidades. Ser consciente de ellos te puede ahorrar muchos problemas de dinero, sobre todo en caso de emergencias financieras.
1. No podrías vivir sin tu sueldo durante al menos seis meses
¿Necesitas motivación para empezar a ahorrar? Siéntate y suma lo que ganas al mes. Cuando lo hayas sumado multiplícalo por seis.
Asumiendo que tienes un trabajo estable, esa es la cantidad mínima que deberías reservar en un fondo de emergenciaque te proporcione buenos intereses y que sea para utilizar solo en caso de emergencia.
Si tienes un trabajo poco estable o si eres autónomo, es recomendable que ahorres al menos las ganancias de un año. Si no tienes nada cercano a esa cantidad ahorrada, y aún encima tienes deudas, estás claramente viviendo por encima de tus posibilidades.
2. ¿Pagas tus vacaciones al contado o a crédito?
Trabajas duro y te has ganado esas vacaciones ¿verdad? Considera esta regla de oro cuando vas a hacer compras a crédito: si te lleva más tiempo pagar la compra que la “vida” de esa compra, no te lo puedes permitir. O sea, que si te vas de vacaciones un par de semanas y te lleva cuatro meses pagártelo, realmente no te lo puedes permitir.
Hazte un plan para empezar a ahorrar dinero para las vacaciones con mucha antelación al momento en que tengas que reservar los billetes de vuelo o el alojamiento -incluso si planeas cargar el viaje en tu tarjeta de crédito por razones de cobertura de seguros y protección en viajes.
Asegúrate de pagarlo todo antes de que te carguen un montón de intereses y sé realista sobre todos los “extra” que te subirán los costes del viaje: el parking, las tasas por equipaje, incluso dependiendo de a dónde vas, las propinas.
3. Solo consideras los pagos mensuales cuando vas a comprar un coche
Aparte de la casa, un coche es una de las compras más caras que vas a hacer en tu vida. Es comprensible que te centres en las cantidades mensuales que tienes que pagar cuando vas a determinar qué coche vas a comprar, pero ten en cuenta que tu habilidad para permitirte un préstamo que vayas pagando mes a mes no significa necesariamente que puedas permitírtelo.
Si dudas, ten en cuenta la duración del préstamo: si este es superior a tres años estás comprando por encima de tu presupuesto.
Esta premisa puede aplicarse para la refinanciación: si te vas a refinanciar porque los intereses han bajado considerablemente desde que tú abriste el préstamo, es un movimiento inteligente. Pero si acudes a la refinanciación solo para disminuir tus pagos mensuales y en consecuencia lo alargas, no estás ahorrando dinero, lo que estás haciendo es estirar los pagos.
4. Acabas de llegar a la casa que te puedes permitir gracias a una hipoteca a 30 años
Si has calculado la casa que te puedes permitir basándote solo en una hipoteca fija a 30 años, puede que estés cogiendo más de lo que realmente puedes permitirte.
En lugar de amarrarte a pagar una hipoteca a 30 años, considera por un momento cuánto más barato es comprarte una casa que exija una hipoteca más corta, a pesar de que tengas que pagar más al mes.
5. Has pagado un descubierto en los últimos 12 meses
Si vas tan justo de dinero que tienes que confiar en los descubiertos para llevar el estilo de vida que llevas, estás obviamente viviendo por encima de tus posibilidades.
6. Has superado el límite de tu límite de crédito
Superar tu límite de crédito no te cuesta solo las tasas o intereses que te cobran por haber superado ese límite. La calidad crediticia de una persona se mide en base a diversas variables, una de las cuales es precisamente esta, por lo que haber superado tu límite de crédito también puede traerte consecuencias negativas a la hora de pedir una hipoteca o un préstamo.
7. Tienes deudas pero pagas a alguien para que haga un trabajo que podrías hacer tú
¿Estás muy ocupado para limpiar tu casa, pasear a tu perro, cortar el césped o hacerte la manicura? Mientras que algunos gastos son inevitables, como por ejemplo el mantenimiento de un coche, hay otros que una persona que tiene deudas no puede permitirse, y ahí entran las frivolidades lujosas que sí, son desagradables y nunca apetece hacerlas, pero que se pueden hacer perfectamente.
En lugar de pagar a alguien por hacer cosas que tú puedes hacer, hazlas tú mismo y lo que ahorres destínalo a pagar esa deuda, construir tu cuenta de emergencias o tu plan de pensiones.