Nunca abandones tus objetivos financieros

Ya nos lo dijo Séneca:

«No hay viento favorable para el que no sabe donde va»

Y es que en la vida, tener objetivos, es decir, saber hacia dónde vamos es vital para tener éxito.

El éxito del que gozan desde las mejores empresas del mundo como Google o Apple hasta personas como Amancio Ortega, tienen algo en común. Y es que todas ellas han sabido en todo momento cuál era el siguiente paso para que, poquito a poquito, alcanzaran su objetivo: ser grandes y exitosos.

Pero no sólo las grandes figuras persiguen sus ambiciones, sino que cualquier persona que desee lograr sus propias metas, puede proponerse sus propios objetivos para alcanzarlo.

En este artículo, queremos centrar ese deseo de éxito concretamente en las finanzas personales de cada uno. Y para ello, qué mejor manera que estableciendo una serie de objetivos financieros.

En este artículo vamos a ver:

  • Qué es un objetivo financiero.
  • ¿Por qué no pedir prestado?
  • Cómo gestionar correctamente tus objetivos.
  • Qué hacer para elegir correctamente los objetivos correctamente.
  • Formas de superar los fracasos y seguir motivado con tus objetivos.

¿Qué es un objetivo financiero?

Seguramente a través de la introducción de este artículo, ya te hayas podido percatar de qué estamos hablando, pero, por si las moscas, nunca está de más dejar claro qué es esto de los objetivos financieros.

Un objetivo financiero es un tipo de meta que debemos plantearnos para dirigir nuestras finanzas con verdadero éxito. Siguiendo por el buen sendero que previamente hayamos fijado, podremos disfrutar de lo que nosotros llamamos una “buena salud financiera”.

Pero para ver de forma más claros estos objetivos financieros, veamos unos ejemplos:

  • Ahorrar un determinado porcentaje de tu sueldo cada mes.
  • Conseguir ahorrar para comprar un coche dentro de 1 año.
  • Tener ahorrados un millón de euros para tu jubilación.
  • Ahorrar para hacer un viaje.
  • Conseguir invertir este mes 600 euros en bolsa.
  • Eliminar todas las deudas durante los próximos 6 meses.
  • Etc, etc…

Además, estos objetivos se pueden marcar para cualquier periodo de tiempo. Por ejemplo se pueden marcar objetivos para el corto plazo y el largo plazo.

Ahorrar una determinada cantidad de dinero este mes es un objetivo de ahorro de corto plazo, mientras que jubilarte con una cantidad específica de renta mensual derivada de tus inversiones es un objetivo de largo plazo.

¿Por qué no pedir prestado?

En la mayoría de las ocasiones las personas no se ponen objetivos de ahorro. Prefieren pedir un préstamo a su entidad financiera antes que ponerse a ahorrar para comprarse un coche o para hacer un viaje.

No ahorrar para conseguir tus objetivos tiene 3 principales inconvenientes:

  • El coche o el viaje que quieras hacer te costará más dinero ya que debes pagar los intereses del préstamo solicitado
  • Aumenta el peligro de endeudamiento ya que por una parte te acostumbras a solicitar un préstamo para cualquier cosa que quieras y por otra, si tienes algún gasto imprevisto alto puede desequilibrar completamente tus finanzas y no poder hacer frente a las cuotas y gastos del préstamo por lo que no podrás pagarlo o tendrás que pedir otro préstamo para hacer frente a los pagos.
  • Se pierde la sensación de logro. Alcanzar un objetivo de ahorro es una sensación de éxito muy fuerte que pedir un préstamo no te aporta. Te hace ser más consciente de lo que cuestan las cosas y disfrutarlas más.

Cómo gestionar correctamente tus objetivos

Si tu objetivo es el de tener unas finanzas personales saneadas, es muy importante que te plantees diferentes metas para distintos periodos de tiempo:

  • A corto plazo: ahorrar una determinada cantidad de dinero al mes, como por ejemplo, un 10% de tu sueldo.
  • Medio plazo: ahorrar para comprar una casa dentro de 5 años, hacer una reforma o planear el viaje de tus sueños.
  • Largo plazo: ahorrar para la jubilación.

Como hemos visto, todos los objetivos tienen algo en común: ahorrar, ahorrar y ahorrar. Aunque, eso sí, con distintos fines. Y además, para poder mantener una clara organización de estos ahorros, lo mejor es que tengas separado el dinero de cada meta.

Para ello, puedes tener el dinero en una o dos cuentas y llevar el control de qué cantidad de dinero es para cada objetivo mediante un excel. O, si lo prefieres tener en distintas cuentas, muchas entidades como Self Bank o ING Direct, te permiten abrir varias cuentas y renombrarlas para que te sea más sencillo distinguir que cuenta se corresponde con cada objetivo.

Debes diferenciar lo que son cuentas de gasto y cuentas de ahorro. En las cuentas de gasto debes tener domiciliados todos tus gastos mensuales y en las cuentas de ahorro se deposita el dinero que va dirigido a tus objetivos de ahorro, por ejemplo, para un viaje o para comprar un coche.

De esta forma tienes en todo momento una motivación por cuidar tus finanzas y no gastar de forma innecesaria.

Qué hacer para seleccionar los objetivos correctamente

Sin embargo, los objetivos no son perfectos. Es normal establecer (por diversas causas) metas erróneas que no se puedan cumplir, y que esto te desmotive lo suficiente como para abandonar los objetivos. Esto es muy perjudicial porque al abandonar tus objetivos también dejas de lado el control de tus finanzas personales.

Así que en momentos de «flojera», no abandones. Pues ser perseverante en los momentos difíciles te traerá los frutos del éxito. Y no solo porque hayas ahorrado dinero sino porque has formado tu carácter, resistiendo ir por el camino fácil.

Para evitar el fracaso tras conseguir alguno de nuestros objetivos marcados es muy importante que tus metas tengan estas cuatro características:

1. Establece un objetivo definido

Es importante que detalles al máximo tus objetivos. Por eso, hay que profundizar bien en el camino a seguir para alcanzar el objetivo.

Por ejemplo, decir que quieres ahorrar para hacer unas reformas en tu casa es un objetivo poco definido. En cambio, elegir cuando vas a hacer las reformas, empezar a pedir presupuestos y ahorrar una determinada cantidad mensual durante los próximos meses que te permitan reunir el dinero de la reforma, sí es un objetivo definido.

2. Establece un objetivo realista

Si te pones objetivos demasiado optimistas y alejados de la realidad, estarás iniciandote en un viaje a toda velocidad hacia el fracaso. Ahorrar durante un año el 40% de tu sueldo cuando ahora mismo no ahorras ni el 5%, es un buen ejemplo.

Por ello, la clave está en ir aumentando tu propósito de ahorro poco a poco. Por ejemplo, puedes proponerte ahorrar el 10% durante 6 meses, subirlo al 15% durante otros 6 meses y así sucesivamente hasta alcanzar el nivel requerido.

3. Establece pasos intermedios en los objetivos a largo plazo

Los objetivos a largo plazo son muy necesarios pero tienen como requisito que te pongas a trabajar para ellos desde ahora mismo.

Al verlo tan lejano es difícil empezar y mantener la constancia por lo que al final no avanzas nada o muy poco hacia ellos. Por lo tanto es importante tener hitos intermedios que te motiven y te digan si vas o no por el buen camino.De esta manera, pasito a pasito y sin darte cuenta te verás más cerca de tu meta final.

Por ejemplo, si quieres hacer un viaje a Japón dentro de dos años y quieres ahorrar para el mismo 6.000 euros, puedes separar tu viaje en partes y marcarte ahorrar 3.000 euros el primer año, es decir, 250 euros cada mes para ir “adjudicándolos” a cada una de esas partes (¡con esto me pago el avión de ida! ¡Este mes he conseguido el dinero para comprar la cámara de fotos que quiero llevarme!)

De esta forma te sentirás motivado y podrás ver de forma clara si vas por el buen camino hacia tu objetivo final.

4. Establece un orden para tus objetivos según su prioridad

Para evitar el fracaso en un objetivo un aspecto que no debes olvidar es priorizar tus metas según su importancia. Equivocarte en el orden en el que debes “atacar” tus objetivos puede hacer que no consigas ninguno.

Por ejemplo, puede que tengas que dar prioridad a crear tu fondo de emergencia en vez de ahorrar para un viaje en verano ya que sino tienes fondo de emergencia ante cualquier gasto imprevisto, tendrás que usar el dinero del viaje y volver otra vez a empezar.

Y además, para verlo aún más claro, vamos a comparar un objetivo erróneo y un objetivo correcto:.

Podemos decir “Voy a ahorrar para comprar una casa” y dejarlo ahí, lo cual, es un error ya que es un objetivo poco definido y además no es a corto plazo por lo que no lo vas a conseguir ya que no sabes que tienes que hacer a continuación exactamente.

O, sin embargo, decir “Voy a ahorrar para comprar una casa de 150.000 euros en Salamanca. Quiero comprarla en 6 años y dar de entrada un 20%. Por lo tanto, tengo que ahorrar 30.000 euros en 6 años. Al año son 6.000 euros y al mes 500 euros. El primer año ahorraré 500 euros al mes y luego cada año aumentaré el ahorro en un 3% para mantener el poder adquisitivo”

Este último ejemplo es un objetivo bien definido, realista y con hitos importantes cada cierto tiempo que ayudan a seguir el rumbo.

Formas de superar los fracasos y seguir motivado con tus objetivos

El hecho de haber seguido todos los pasos bien, no indica que puedan existir contratiempos que nos lleven al fracaso. Por eso hay que armarse de valentía (¡Tú puedes!) y no ver el fracaso como un aliciente tentador para no seguir manteniendo tus metas actuales.

Vamos a ver algunos aspectos que debes tener en cuenta cuando estás tentado a abandonar tus objetivos:

¿Te desmotiva un revés económico?

Cuando tu situación financiera recibe un golpe, ya sea por un gasto imprevisto o por una reducción salarial, es el momento de investigar en detalle hacia dónde va tu dinero.

Determina si hay áreas de tu vida donde puedes recortar gastos antes de modificar tus objetivos de ahorro; Apunta los gastos de un mes, sepáralos en esenciales y no esenciales e intenta eliminar completamente los no esenciales y en reducir lo que puedas los esenciales.

Por ejemplo ¿has estudiado a fondo las diversas tarifas de móvil  que hay en el mercado? Puede que tu tarifa actual no sea la más barata.

También debes analizar tus hábitos. Tal vez tienes interiorizado una forma de actuar que es perjudicial para tu bolsillo. Por ejemplo ¿has pensado en dejar de ir a trabajar en coche y comprarte el abono transporte? Tal vez te salga mejor económicamente la segunda opción.

Piensa que por cada euro que no ahorras es una oportunidad perdida que te coloca en una situación aún más lejana de tus metas financieras.

¿Te desmotiva una mala inversión?

Por mucho cuidado que pongas, no es difícil realizar una inversión que no te aporte la rentabilidad esperada o que te hace perder parte del dinero invertido.

Invertir tus ahorros y hacer que tu dinero trabaje para ti, es una parte fundamental dentro de la gestión de las finanzas personales. Por eso ante una mala inversión no debes desmoralizarte sino simplemente planteártelo como parte de tu aprendizaje en este campo.

Es muy importante que analices las razones por las que la inversión ha fallado:

  • ¿Invertiste en una empresa sin analizar bien su balance?
  • ¿No has diversificado lo suficiente?
  • ¿Invertiste en ese activo porque te lo dijo un amigo o familiar sin preocuparte de ver si era o no una buena inversión?

En resumen…

No dejes nunca de lado tus objetivos financieros, ni siquiera en los peores momentos. Si debes reducir en algo tu ahorro mensual, hazlo pero nunca lo dejes a cero.

Sigue manteniendo tus hábitos de ahorro todo lo posible para que tus objetivos financieros cada día estén más cerca. Algunas veces irás más rápido hacia ellos y otras veces más lento pero cada día que pase estarán más cerca.

Esperamos que te haya gustado el artículo y que, si no tienes, marques desde hoy tus objetivos financieros. Y si tienes alguna duda o sugerencia háznosla saber usando los comentarios.

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