De entre todas las burbujas inmobiliarias de la historia, la japonesa ocupa un lugar destacado. Este periodo, marcado por un aumento espectacular de los precios de la vivienda y también del mercado de valores, fue seguido por una caída igualmente dramática de la que tardó décadas en recuperarse, dejando lecciones económicas fundamentales para las futuras generaciones.
1. Orígenes de la burbuja
El inicio de la burbuja inmobiliaria japonesa se remonta a la política monetaria expansiva del Banco de Japón (BoJ). En respuesta a la apreciación del yen tras el Acuerdo Plaza de 1985, el BoJ bajó las tasas de interés para estimular la economía. Esta medida, junto con un régimen de regulación financiera laxo, facilitó un acceso sin precedentes al crédito barato.
2. Explosión de la especulación
El crédito barato alimentó una especulación masiva en vivienda y acciones. Los precios de las propiedades en áreas urbanas, especialmente en Tokio, se dispararon, alcanzando valores que desafiaban toda lógica económica. En este clima, la tierra no solo era vista como una inversión segura, sino como una apuesta segura para obtener ganancias rápidas.
3. Euforia en el mercado de valores
Paralelamente, la Bolsa de Tokio se convirtió en la más grande del mundo en términos de capitalización bursátil. Las compañías japonesas, cuyos balances se veían inflados por sus activos inmobiliarios, disfrutaban de valoraciones extraordinarias. Esta euforia se extendió a otros sectores, creando un ambiente de confianza desmedida en la economía japonesa.
4. El papel de las instituciones
Las instituciones financieras jugaron un papel crucial en la expansión de la burbuja. Los bancos japoneses, liberados de restricciones anteriores, otorgaron préstamos con poca consideración por la viabilidad a largo plazo. Además, las empresas Zaibatsu, conglomerados empresariales japoneses, participaron activamente en la especulación inmobiliaria y de valores.
5. El estallido y sus consecuencias
A principios de la década de 1990, el BoJ, preocupado por la inflación y las excesivas valoraciones de activos, comenzó a subir las tasas de interés. Este cambio en la política monetaria fue el detonante del estallido de la burbuja. Los precios de los inmuebles y las acciones cayeron drásticamente, dejando a las empresas y a los bancos con activos devaluados y una gran cantidad de préstamos incobrables.
6. La década perdida
La explosión de la burbuja dio paso a la «década perdida» en Japón. Durante los años 90, el país enfrentó un periodo prolongado de estancamiento económico, deflación y problemas bancarios. El impacto fue tan profundo que el crecimiento económico de Japón se vio significativamente afectado durante varias décadas.
Lecciones Aprendidas
La burbuja inmobiliaria japonesa sirve como un recordatorio de los riesgos de la especulación desenfrenada y de una política monetaria excesivamente laxa. Además, resalta la importancia de una regulación financiera prudente y de la vigilancia de las instituciones financieras para prevenir desequilibrios económicos.